Dime qué escribes y te diré quién eres
- Barbara Flores
- 17 jun
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 jun
Cómo tu forma de escribir influye en tu imagen profesional

¿Cuántos emails has enviado este mes? ¿Cuántos posts, mensajes o textos has escrito para tu proyecto?
Ahora piensa: ¿cuántos de ellos escribiste sin releer, sin verificar cómo estaban redactados?
La mayoría de la gente no presta atención a cómo escribe, cuando todos, aún sin darnos cuenta, leemos entre líneas.
El tono, las faltas (o su ausencia) de ortografía, el uso de ciertas palabras… todo dice algo sobre ti.
Sí, persona que me lee. Aunque no lo quieras, tu forma de expresarte por escrito revela más que tu currículum o perfil profesional.
Tus textos son tu carta de presentación
Una palabra fuera de lugar, un “osea” escrito junto cuando debió ser “o sea” , una coma que falta, por dar algunos ejemplos, todo eso puede parecer insignificante, pero no lo es. Cuando alguien lee un mensaje tuyo por primera vez, tu forma de escribir se convierte en la primera impresión.
Así que: no solo importa lo que dices, sino cómo lo dices.
Según un estudio de la Universidad de Michigan, los errores ortográficos o gramaticales en correos electrónicos afectan negativamente la percepción profesional de la persona que escribe, aunque el impacto varía según la personalidad del lector. Lo mismo concluyó un informe de Grammarly Business (2023): una redacción clara y sin errores aumenta la confianza del escritor en un 70 % y mejora varios indicadores de rendimiento, como la productividad (72 %), la satisfacción del cliente (63 %) y la confianza de los empleados (60 %).
Te dejo un ejemplo (o ejercicio):
Piensa en un email que empieza con
“Hola, queria comentarte que…”
Sin tilde, sin punto, sin cuidar el formato. Aunque el mensaje sea válido, puede percibirse como negativo: transmite dejadez, prisa y eso habla sobre si te tomas tu trabajo en serio o no.
Ahora compáralo con otro que dice:
“Hola, quería comentarte algo que puede interesarte. ¿Tienes cinco minutos esta semana?”
Ahora, ¿qué opinas?
Lo más importante sobre este asunto es que esto aplica incluso si tu trabajo no consiste en escribir. Hoy en día todos nos comunicamos por escrito: desde un email, hasta un mensaje por WhatsApp. Por tanto, tu forma de hacerlo dice mucho de tu forma de trabajar.
Lo que (sin querer) comunicas cuando escribes mal
No necesitas decir "soy desorganizadx" para que alguien lo piense. Basta con enviar un email lleno de errores, una propuesta sin revisar o un post con frases confusas para que, sin querer, transmitas esa idea.
De hecho, cuando escribes sin cuidado, el texto puede decir cosas que tú no has dicho, creando malentendidos.
En fin, estas son algunas de las señales que proyectas (aunque no quieras):
Falta de atención al detalle Si no te has tomado tiempo para releer un mensaje, ¿lo haces con el trabajo que entregas?
Poco profesionalismo Cuando un texto tiene errores evidentes, la imagen que transmites es de descuido o falta de compromiso.
Desconexión Si no adaptas el tono o el vocabulario, quien te lee puede sentirse fuera. Incluso, ¡puede pensar que te equivocaste de persona al enviar el mensaje!
Desconfianza en tus capacidades Un texto mal escrito hace que el foco se desvíe del contenido hacia la forma. Y si la forma falla, lo que queda en duda eres tú.
Ahora te dejo algunos casos ficticios, pero no alejados de la realidad:
🔹 Lucía publica en Instagram la descripción de su nuevo taller:
“Te espero el 28 de agosto para trabajar juntas tu historia de marca, no te lo pierdas”
Así, sin puntos, sin una estructura clara, sin revisar ortografía. Y, al revisar sus otras publicaciones: siempre escribe así.
Aunque la propuesta sea interesante, alguien puede percibirla como poco profesional. Entonces, ¿confiarías en un taller de storytelling si el texto que lo presenta no cuenta una historia clara?
🔹 Julián, líder de equipo en una agencia creativa, envía una presentación interna con títulos como:
“Estrategia de contendido” o “Analís de resultados Q2”
Errores tipográficos pueden parecer mínimos… pero que afectan la percepción de rigurosidad frente al equipo o la dirección.
Por tanto, escribir con claridad y corrección no es perder el tiempo. Es parte de cómo demuestras tu compromiso y tu profesionalismo.
Cómo mejorar sin volverte locx corrigiendo
No necesitas ser filólogx ni pasar horas corrigiendo cada tilde para escribir mejor. Pero sí puedes aplicar pequeñas prácticas que marcan una gran diferencia.
Aquí van algunos consejos que puedes incorporar desde hoy:
Relee en voz alta Es el truco más simple y más efectivo. Leer en voz alta te ayuda a detectar errores, frases enredadas o palabras que no suenan naturales. Si una frase te cuesta pronunciar, probablemente también cuesta leerla.
Cuida tu ortografía (sin obsesionarte) No se trata de ser la policía gramatical, pero sí de evitar errores básicos que afectan tu credibilidad. Lo justo y necesario: mayúsculas, tildes, signos de puntuación. Recuerda que es tu carta de presentación.
Ajusta el tono a tu audiencia No escribes igual para un potencial cliente que para tu amiga. Piensa en quién te va a leer y adapta el nivel de formalidad, el tipo de palabras y el ritmo del texto.
Usa herramientas con criterio (IA incluida) Correctores como Grammarly (si escribes en Inglés) pueden ayudarte a pulir tu texto. Y sí, también puedes usar inteligencia artificial para revisar, reescribir o generar ideas.
Pero recuerda: la IA no escribe por ti. Solo te acompaña en el proceso. De hecho, escribí sobre este tema en profundidad aquí:La Doble Moral de Escribir con IA (o Cómo Usar IA sin Sentirte Culpable)
Este tipo de herramientas están para ayudarte a sonar más tú, para ayudarte a detectar errores ortotipográficos, o descuidos que a veces suceden porque estamos cansadxs, tenemos mucha carga de trabajo o simplemente necesitamos a un tercero que nos lea, pero no siempre encontramos a un colega disponible.
Lo que escribes habla de ti incluso cuando no estás presente
Tu voz escrita va contigo a todas partes. Está en cada mensaje que mandas, en cada bio, cada email y cada post.
La próxima vez que leas un mensaje de otra persona, pregúntate: ¿qué me transmite su forma de escribir? ¿Confianza? ¿Descuido? ¿Cercanía? Y luego, hazte la misma pregunta sobre ti.
Cuidar tu escritura no es un gesto superficial. Es también parte de cuidar tu imagen personal, como cuando decides qué ropa ponerte para ir a trabajar o a una cena con amigos.
Por tanto, escribir bien no es solo cuestión de estilo.
Es cuestión de presencia.
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