Desde el 2009 trabajo pensando —sí, es difícil explicarle a otros qué hago— porque trabajar la identidad verbal de una marca (tu marca) requiere de una libreta en la que se escribe mucho y se tacha bastante. 

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Como verás, comencé en la publicidad cuando aún dominaban el ATL y el BTL - siglas que no tenía idea de que existían en ese momento, porque venía de recién graduarme en Letras, solo que acabé en publicidad por accidente. 

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Contrario a lo que muchos piensen, la literatura y la publicidad tienen mucho en común: ambas cuentan historias, juegan con las palabras, crean mundos posibles, además de transformar la realidad a través de la ficción.   

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Empecé corrigiendo textos, escribiendo anuncios y guiones para radio y TV, cosa que hasta el día de hoy no ha cambiado, y se le han sumado tareas como escribir una web, los posts de una campaña en redes, o de email-marketing. 

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Cuando el pensamiento se me traba, encuentro inspiración en las viñetas del New Yorker, y desde hace dos años, en la literatura infantil, porque me encanta esa manera de redescubrir el mundo, explicar lo que para los adultos es obvio y reinventar lo que ya conocemos.