Para elegir una idea, hace falta escribir tres mil - La vida del copywriting
- Barbara Flores
- 18 jul
- 3 Min. de lectura

Es común encontrar personas que creen que saben escribir. Y sí, saben escribir… pero no creativamente.
Y ahí es donde explicar mi trabajo se complica.
Un copy (o redactor creativo, o copywriter) no se sienta a escribir de buenas a primeras. Antes de dar con esa buena idea, ha tenido que pensar, probar, descartar —y escribir al menos 2999 que no funcionaron.
Ese es el trabajo invisible del copy: pensar, tachar, volver a empezar.
Hasta encontrar esa frase que funciona.
El mito de la idea perfecta
Nos encanta imaginar que las ideas vienen como relámpagos. Que un día estás tomando café, y ¡zas!, aparece la frase brillante que da sentido a toda una campaña.
Pero eso es solo una parte (pequeña) del proceso. Lo que no se ve es el archivo con veinte versiones distintas del mismo titular. Las horas frente al cursor parpadeante. Los bocetos, las pruebas, los descartes.
Lo que solemos llamar “buena idea” es, en realidad, el resultado de haber escrito muchas otras antes. De pensar cuidadosamente cuál elegir. De darle forma, voz y ritmo. Y eso no pasa en cinco minutos.
Qué implica realmente escribir bien (y profesionalmente)
Escribir bien no es escribir bonito. Escribir bien es saber a quién le estás hablando. Es entender qué le importa, qué le mueve, qué necesita escuchar (aunque no lo diga).
Es elegir palabras estratégicamente, encontrar el tono adecuado, estructurar bien el mensaje. Y sí, también corregir, dudar, dejarlo reposar.
En mi caso, el proceso suele empezar con una lluvia de ideas caóticas. Después clasifico, corto, pruebo. A veces cambio de ángulo por completo. Otras, una palabra me lleva a un concepto inesperado. Es un trabajo de exploración constante, con brújula pero sin mapa fijo.
Y cuando aparece esa frase, la que sintetiza todo lo anterior… entonces recién empieza la segunda parte: comprobar que funcione, que conecte, que sea coherente con la marca.
Eso también es escribir.
Qué hace un copywriter (y por qué se nota cuando hay uno detrás)
¿Alguna vez has leído una frase y has pensado: “Uf, esto está muy bien dicho”?
Eso es el trabajo del copywriting. No es casualidad ni tampoco es suerte.
Es el resultado de años de estudio. Cursos. Especializaciones. Y lecturas de todo tipo (literatura, prensa... hasta etiquetas del champú). Y, sobre todo, escribir a mano, haber dejado ríos de tinta en diferentes libretas.
Es saber elegir entre miles de opciones la palabra que mejor comunica la idea. Es entender el contexto, el tono, el objetivo y traducirlo todo en un texto claro, humano y alineado con la marca.
Y cuando una marca tiene una voz sólida, textos bien cuidados y una historia bien contada… eso no es magia. Eso es trabajo. Estratégico y creativo a partes iguales.
El trabajo de un copywriter no es tener siempre la mejor idea
Es tener muchas (muchísimas) y saber elegir cuál funciona. Una buena redacción no nace sola. Se entrena, así como si fuera un músculo más.
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